Lipedema

La grasa que duele.

¿Qué es?

El lipedema es una enfermedad crónica que afecta principalmente a mujeres, caracterizada por una distribución anormal de grasa, especialmente en las piernas, caderas y, en algunos casos, brazos. A pesar de que las causas exactas aún no se comprenden completamente, se sospecha que los cambios hormonales juegan un papel fundamental en su aparición. Los síntomas del lipedema suelen manifestarse o empeorar en momentos específicos de la vida, como durante la pubertad, el embarazo o la menopausia.

Síntomas comunes del lipedema

  • Distribución anormal de grasa: Especialmente en las piernas, con un torso más delgado y piernas más gruesas.
  • Hematomas fáciles: Las personas con lipedema tienden a desarrollar moretones con facilidad.
  • Dolor y sensibilidad: La piel es muy sensible al tacto y la presión.
  • Acumulación de grasa resistente a la dieta: Los depósitos de grasa no disminuyen con ejercicio o dieta.
  • Piel de «naranja» o irregular: Apariencia ondulada de la piel, a veces con nódulos debajo de la superficie.
  • Cambios en la postura y desequilibrios musculares: A medida que progresa la enfermedad, pueden aparecer alteraciones posturales y desequilibrios musculares debido a la distribución desigual de la grasa.

Existen tres grados del lipedema, que se distinguen por la severidad de los síntomas:

Grado 1: La piel muestra una textura de «piel de naranja», y la grasa se acumula predominantemente en caderas y muslos.
Grado 2: La piel se vuelve irregular y aparecen nódulos de grasa, con una superficie más ondulada.
Grado 3: El tejido se endurece y se forman bolsas lobulares de grasa, con una deformación más pronunciada.

Fases del lipedema

  • Fase inicial: Acumulación de grasa asimétrica
    En las etapas iniciales, este trastorno se manifiesta con una acumulación anormal de grasa, que se puede encontrar principalmente en las extremidades inferiores. Aunque la distribución de la grasa en ocasiones puede pasar desaparecida confundiéndose con la obesidad convencional.
  • Fase intermediaria: Aumento de la inflamación y de la sensibilidad
    A medida que este trastorno va evolucionando, la inflamación y la sensibilidad en las áreas afectadas se vuelven más intensas. En esta fase, también es posible experimentar un dolor más persistente, una sensación de pesadez y molestias, además de que la piel suele pasar a tener una textura irregular similar a la piel de naranja.
  • Fase avanzada: Complicaciones linfáticas y articulares
    En esta fase, es habitual encontrar complicaciones más severa que pueden afectar principalmente a las articulaciones circundantes. Además, la movilidad puede verse comprometida, lo que junto con los síntomas físicos pueden acabar provocando desafíos emocionales.

Tratamientos para el lipedema

El tratamiento se enfoca en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. Existen varios enfoques terapéuticos:

  • Terapia descongestiva compleja (TDC): Una combinación de técnicas para mejorar la circulación y reducir la inflamación:
  • Drenaje linfático manual: Técnicas fisioterapéuticas que activan el drenaje de líquidos acumulados.
  • Medias de compresión: Ayudan a controlar la hinchazón y mejorar la circulación, con diferentes tipos de compresión según el grado de lipedema.
  • Ejercicio y dieta saludable: Aunque no se puede evitar la aparición del lipedema con una dieta adecuada, mantener un peso saludable y practicar deportes de resistencia suaves puede ayudar a controlar los síntomas y prevenir la progresión de la enfermedad.
  • Liposucción: En casos más avanzados, la liposucción puede ser una opción para eliminar el exceso de grasa acumulada, siempre con el uso posterior de medias de compresión para mantener los resultados.
  • Psicoterapia: Dado que el lipedema puede afectar la autoestima y causar estrés emocional, la psicoterapia es una opción complementaria para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.

Diferencias con el linfedema

El lipedema puede confundirse con el linfedema, pero existen diferencias clave:

  • Lipedema: Afecta a ambas piernas de forma simétrica y no suele afectar los pies ni las manos.
  • Linfedema: Problema del sistema linfático. Generalmente afecta una sola pierna y puede involucrar los pies y las manos, pero no causa dolor.
    Es importante que las personas que sospechan tener lipedema consulten a un especialista, como un flebólogo o un linfólogo, para obtener un diagnóstico adecuado y determinar el mejor tratamiento para su situación.